¿Está retrocediendo la democracia?
Por: Juan Fernando Palacio
Profesor de Relaciones Internacionales, Universidad de Antioquia, juanfernandopalacio@gmail.com
En América Latina, tradicionalmente democrática, los retrocesos son severos.
En los días
pasados vimos a miles de manifestantes congregados en la Plaza de la Constitución
de México, más conocida como el Zócalo, protestando contra la reforma electoral
propuesta por López Obrador, que debilita al independiente Instituto Nacional
Electoral de este país. El que un presidente democráticamente elegido pueda
adelantar reformas que vulneren la democracia nos demuestra que un sistema político
verdaderamente democrático debe contar con más virtudes que la simple votación
directa de los ciudadanos. ¿Cómo medir realmente la salud de una democracia?
Una
propuesta muy interesante la lleva desarrollando desde hace varios años la consultora
británica Economist Intelligence Unit (EIU), que creó el Índice de Democracia
Global (Global Democracy Index), con el que monitorea anualmente desde
el 2006 el nivel de democracia de los sistemas políticos de 167 países. Este
índice analiza variables e indicadores en 5 grandes áreas: proceso electoral y
pluralismo, funcionamiento del gobierno, participación política, cultura
política democrática, y libertades civiles. El desempeño de los países en estas
áreas permite que se les clasifique en cuatro grandes categorías: regímenes
autoritarios, regímenes híbridos, democracias defectuosas y democracias
completas. Tal vez es imposible lograr una medición perfecta que satisfaga
todas las perspectivas, pero este índice hace un gran trabajo en reconocer
todos los componentes básicos de un sistema verdaderamente democrático, además
de ofrecer información anual sistemática que permite medir la evolución de los
países consultados.
El Índice de
Democracia Global de 2022 se acaba de publicar a inicios de febrero y sus
resultados no son siempre alentadores. El promedio global de la democracia en
el mundo muestra un declive significativo en los últimos 15 años y entre 2021 y
2022 se denota una leve mejora global, pero no se logra todavía un cambio de tendencia.
Mientras que el 45.3% de la población mundial vive bajo algún tipo de sistema
democrático, todavía el 36.9% del mundo vive bajo un régimen autoritario. El
mundo ofrece grades variaciones en sus sistemas políticos, desde Noruega, que
lleva 15 años ocupando el primer lugar del índice en la categoría de democracia
completa, hasta Afganistán, que cayó al fondo de la categoría de régimen
autoritario luego de la retoma talibana, destronando a la tradicional Corea del
Norte que siempre ha estado en el fondo, pasando por Colombia, que ocupa el
puesto 53, en la panza de la categoría de democracias defectuosas y con un
ascenso general tortuoso, lleno de altibajos.
La
democracia se ve atacada por múltiples frentes, desde los países desarrollados
tradicionalmente democráticos cuyo sistema político se ha visto en deterioro en
los últimos años, como es el caso de Estados Unidos, que pasó de ser una
democracia completa a caer al puesto 30 del índice entre las democracias
defectuosas, hasta los regímenes autoritarios tradicionales en los que las
pérdidas de libertades civiles se recrudecen, como ha sido el caso de Rusia
luego de la guerra en Ucrania o de Myanmar en su reciente golpe militar. Asimismo,
varios países muestran ascensos prodigiosos, como Malasia o Tailandia, que tuvo
el mayor crecimiento del año pasado, o Chile, Costa Rica y Uruguay, únicas
democracias completas en América Latina.
Sin embargo,
el mensaje principal para América Latina de la última versión del índice es muy
negativo en su conjunto. América Latina y el Caribe es la región del mundo en
vías de desarrollo con mayores niveles de democracia, pero estos niveles han descendido
ininterrumpidamente en los últimos 7 años, convirtiéndose en la región del
mundo con el declive más pronunciado en los últimos 15 años. A la posición en
el fondo de la clasificación de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela como los
regímenes autoritarios de la región se le suma un crecimiento importante de los
regímenes híbridos como Bolivia, Perú y México, para citar unos pocos. Hoy casi
la mitad de los latinoamericanos viven en regímenes híbridos o autoritarios,
mientras que en algunas democracias defectuosas como Brasil o Colombia la
democracia también ha sufrido reveses en el último par de años.
Hoy más que
nunca necesitamos de una ciudadanía vigilante y de acciones concretas en
América Latina si queremos que los estándares de la democracia vuelvan a elevarse
en la región.
(Imagen: El País)
Comentarios
Publicar un comentario