La COP26: ¿Éxito o fracaso?


Por: Juan Fernando Palacio

Profesor de Relaciones Internacionales, UPB Medellín, juanfernandopalacio@gmail.com

A veces los mayores logros son los que pasan desapercibidos. 

Si el mundo no hace lo suficiente para reducir la emisión de gases de efecto invernadero las temperaturas van a seguir aumentando, lo que, finalizando el siglo, podría tener consecuencias catastróficas para millones de personas y otras especies. En esto se resume la problemática del calentamiento global.

La ciencia ha llegado a un consenso importante de que el planeta es sostenible si las temperaturas no aumenten más de 2°C, pero el ideal es que no superen los 1.5°C. En esto se resume la meta que se han propuesto las Conferencias de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (las COP) desde el Acuerdo de París en 2015.

El Acuerdo Climático de Glasgow de la COP26 del pasado noviembre no logró cumplir con esa meta, pero tuvo algunos aciertos importantes, incluyendo el primer compromiso explícito de reducir el uso del carbón como fuente de energía. Como de costumbre, la gimnasia lingüística le permite a cada actor subrayar la perspectiva que más se ajusta a su situación. Los países desarrollados, menos dependientes del carbón, se sienten cómodos culpando a India de menos ambición en la declaración final. Los países en desarrollo argumentan sacrificios desequilibrados que no tienen en cuenta la mayor responsabilidad histórica de los más ricos por las emisiones del pasado. Algunas empresas de energía tradicional celebran mientras que muchos ambientalistas se escandalizan porque seguimos rumbo hacia el peligro.

Glasgow se llegó a presentar como la última oportunidad para salvar el planeta. Lo cierto es que ante un éxito flojo nos tendremos que inventar nuevas oportunidades, porque la meta de estabilizar el clima en la Tierra no es fácilmente sustituible y el tiempo se agota.

Más allá de la frustración y del carrusel de recriminaciones, un hecho formidable y que está pasando desapercibido es que, luego de años de forcejeos, la narrativa en materia de cambio climático ya se encuentra ampliamente alineada entre todos los actores. Hoy los países están discutiendo el quiénes, el cómo y los horizontes temporales. Ya no están discutiendo el qué es lo que se debe hacer. Este es un éxito que labraron por años el IPCC, la secretaría de la CMNUCC y muchas voces de la sociedad civil.

Las tensiones entre grandes potencias no son un impedimento para mejores acuerdos futuros: la viruela se erradicó en plena Guerra Fría justo porque la acción era ventana de prestigio. Además, la comunidad internacional ya tiene un gran antecedente de éxito en la protección de la capa de ozono con el Protocolo de Montreal de 1987.

La actual problemática es más compleja porque involucra la matriz energética de los países, con un gran impacto económico. Pero no es imposible. En la COP27 en Egipto el noviembre próximo se reanudan los esfuerzos. Es factible que la presión social y política estén aumentando ahora más rápido que las temperaturas.

(Texto publicado como el editorial del Newsletter de diciembre de 2021 de la Red Colombiana de Relaciones Internacionales, RedIntercolImagen: The Scotsman)

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